En América Latina, el proceso de contratación estatal suele ser sinónimo de burocracia, opacidad y, en muchos casos, corrupción. Formular los pliegos, evaluar propuestas, adjudicar contratos y auditar el proceso completo implica una cadena de decisiones técnicas, legales y administrativas que, por su complejidad, se vuelve terreno fértil para errores y manipulaciones. Es en este punto donde aparece ETHIX, una startup chilena que decidió aplicar inteligencia artificial para hacer lo que los sistemas humanos no han logrado: detectar y prevenir irregularidades antes de que ocurran.

La historia de ETHIX comienza en 2023 cuando sus fundadores, expertos en derecho público, análisis de datos y gobierno digital, fueron aceptados en Berkeley SkyDeck, una de las principales aceleradoras de Silicon Valley. Allí, en contacto con el ecosistema de innovación más dinámico del mundo, surgió una pregunta clave: ¿y si pudiéramos usar modelos de lenguaje e inteligencia predictiva para revisar miles de documentos legales, licitaciones y contratos, y señalar riesgos en tiempo real?

Esa pregunta se transformó en producto. Hoy, ETHIX combina modelos de lenguaje avanzados con técnicas de análisis de riesgo y detección de patrones para asistir a gobiernos y empresas en todo el ciclo de vida de las contrataciones. Desde el diseño de pliegos hasta la evaluación de proveedores, la plataforma analiza inconsistencias, cláusulas inusuales, conflictos de interés potenciales y posibles sesgos en las bases.

Según datos publicados por la propia startup, más de 10 organismos públicos y al menos 5 empresas privadas en Chile, Perú, México y Colombia ya utilizan ETHIX. Los resultados iniciales son prometedores: reducción del tiempo de redacción de bases en un 60 %, mayor trazabilidad documental, y alertas preventivas en fases críticas del proceso.

Lo notable es que el sistema no opera como un simple verificador sintáctico. ETHIX está entrenado con miles de pliegos reales, resoluciones, informes de contraloría y documentos normativos. Puede comparar un proceso actual con casos históricos, detectar anomalías frente a prácticas estándar y sugerir alternativas más transparentes.

Pero quizás lo más relevante es que ETHIX no reemplaza al equipo jurídico o técnico, sino que lo potencia. Sus recomendaciones son explicables, auditables y pueden integrarse con los flujos administrativos existentes. Esto permite una adopción gradual, sin necesidad de transformar toda la estructura institucional.

La startup también está desarrollando una interfaz pública, en la que periodistas, ciudadanos y organizaciones de control podrán consultar resúmenes analíticos de procesos de contratación activos. El objetivo: abrir la caja negra del gasto público y ofrecer herramientas para la rendición de cuentas en tiempo real.

Desde el lado de la inversión, ETHIX ha recibido apoyo de fondos especializados en GovTech y ha sido destacada como una de las startups más prometedoras del sur global en el Global Innovation Index de 2025.

Pero los desafíos siguen. Implementar IA en el sector público exige no solo precisión tecnológica, sino legitimidad política, sensibilidad institucional y confianza. Hay resistencias culturales, marcos legales desactualizados y una tensión constante entre automatizar y mantener el criterio humano.

Desde nuestra perspectiva, ETHIX no es solo una solución técnica. Es una intervención política, en el mejor sentido de la palabra. Es el intento de llevar la inteligencia artificial al corazón de una función democrática que muchas veces opera en las sombras: cómo se decide qué se compra, a quién y por qué.

La transparencia no es una interfaz bonita ni un PDF descargable. Es la capacidad de ver antes de que sea tarde. De prevenir antes de corregir. De dotar al Estado —y también a las empresas— de inteligencia institucional aumentada, no para hacer más, sino para hacer mejor.

Y en ese sentido, ETHIX no solo propone una nueva herramienta: propone una nueva forma de pensar el control.

Fuente: Blog Venture Capital